lunes, 21 de noviembre de 2011

"Adiós, Régimen, adiós". Artículo de Antonio Burgos ABC 21-11 2011

Lo de Andalucía es más importante e increíble todavía que lo de España. El granero de votos socialistas ya no existe. Si los que lo vivimos nos acordamos perfectamente de qué estábamos haciendo y quién nos dio la noticia aquel ya lejanísimo 20-N-1975 en que acabó un régimen, las nuevas generaciones recordarán dónde estaban y quién les dio la buena nueva de que había acabado otro régimen el 20-N-2011: el Régimen andaluz. 




La tela de araña que se empezó a tejer con González cuando arrebató las siglas del PSOE a los históricos de Toulouse, continuó Escuredo con la apropiación por el Psoe del sentimiento de autonomía tras el 4-D y el 28-F, y siguió luego con lo que hemos padecido durante treinta años: el armado de un entramado hegemónico de intereses perfecta y firmemente apalancado con Borbolla, con Chaves y con el que dejó aquí Chaves cuando se tuvo que dar el piro, antes que lo derrotara Teófila en Cádiz. Esa tela de araña, ese entramado de intereses, esa tupida y carísima red burocrática ha sido desmontada por los votantes. Los andaluces no quieren ser engañados por más tiempo por el Régimen del paro y han dado la espalda a los socialistas de la autotitulada izquierda por vez primera desde que Don Juan Carlos restauró la Monarquía y nos devolvió la democracia. Los andaluces no quieren regímenes hegemónicos ni cortijos de los nuevos señoritos, que se han comportado como los antiguos, pero sin caballo, aunque hasta con cantaores y agradaores de nómina y plantilla.

Nada de esto ha ocurrido por casualidad. Los procesos históricos no ocurren por casualidad, sino por causalidad. Los andaluces, aunque tarde, se han dado cuenta de que nuestra tierra no dejó de ser el Tercer Mundo español a pesar del socialismo y de la autonomía en la que dos generaciones pusieron todas sus ilusiones, cuando no sus mejores años. 

Y durante estos años de Régimen ha habido un andaluz que ha mantenido aquella misma ilusión, defraudada por tanto compadreo, por tanto clientelismo, por tanto voto cautivo, por tanta mamela. Por decirlo en andaluz: por tanta poca vergüenza. Diré quién es ese hombre, el vencedor político en unas elecciones donde no figuraba en las listas. Igual que Gregorio Corrochano dijo del Niño de la Palma que «es de Ronda y se llama Cayetano», del autor político del fin del Régimen andaluz digo que «es de Olvera y se llama Arenas». Creyó en Andalucía. En otra Andalucía. Posible. 

En una Andalucía y en una autonomía no administradas y amañadas por el PSOE, sino por las libertades. Arenas, año a año, pueblo a pueblo, ha estado trabajando todo este tiempo oscuro del Régimen para convencernos a los andaluces de que otra autonomía es posible, que otro modo de administrar nuestras ilusiones es deseable, para sacar de una vez a Andalucía del Tercer Mundo, de los récords de paro y de subdesarrollo, de corrupción y de mangoletas.

Y eso que decían que era matemáticamente imposible que el PSOE dejara de ganar en Andalucía. Ha ocurrido como pasó en Sevilla en las municipales de mayo. Los votantes le han dado la vuelta a la frase de Rafael El Guerra: «Lo que dicen que no puede ser hay veces en que es, porque los votos demuestran que es posible».

Los enemigos que lo sacaron un día retratado en el Hotel Palace de Madrid, limpiándose los zapatos con un betunero, se metían mucho con Arenas por su remoquete de «campeón»: «¿Qué hay, campeón?». Lo vuelvo por activa: que sí, que hay campeón. Ese campeón se llama Arenas. Ha conseguido acabar con el Régimen andaluz. Ya. Aunque formalmente será en marzo. Es la faena póstuma del Régimen, su apalancamiento: en un último intento de perpetuarse, los que ya están palmatoria total nos harán gastarnos otra vez una millonada para volver a perder en marzo unas elecciones que ya perdieron ayer.

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