"Ay vaporcito del Puerto cuando en ti me embarco, cuando en ti navego"

Veinte minutos. Ese fue el tiempo que tardó en sumergirse, el martes pasado, en las aguas del muelle Reina Victoria del puerto de Cádiz el Adriano III, la última de las tres versiones que ha tenido el Vapor de El Puerto, el Vaporcito. Atrás quedan 56 años de servicio a la bahía de esta embarcación. Hace veinte días lo visité por última vez. Jamás pensé que sería la (literalmente) última vez que lo vería.

Estos tres barcos han hecho, desde 1929, el trayecto Puerto de Santa María-Cádiz y viceversa. Aunque inicialmente prestaron servicio en la bahía gaditana para el traslado de trabajadores entre ambas localidades, en los últimos años el “Adriano III” se había convertido en una atracción turística. Atrás quedan otras versiones, como el "Adriano I" (1929-1942) y el “Adriano II” (1942-1955).

Los 50 pasajeros que iban en esta última travesía se han llevado un buen susto, aunque todos han salido ilesos del percance. Es un dolor más espiritual que físico. El origen de la catástrofe se encuentra, parece ser, en el golpeo de la motonave contra un espigón (el conocido como "de la estatua") en la parte final del trayecto, lo que hizo que no hubiera heridos.

El Vaporcito se ha hundido y en la bahía de Cádiz ya nada será lo mismo. O sí. Los ayuntamientos de Cádiz y de El Puerto de Santa María ya están aunando esfuerzos para reflotar la embarcación.

El Vaporcito había sido declarado en 2001 Bien Mueble de Interés Cultural por la Junta de Andalucía.